La Dra. Lagarza y el Dr. Sencillo se pararon frente a la habitación de Tiago. Cada puerta de una habitación es una puerta a un mundo. Como todavía no sabían qué mundo se les iba a abrir, se quedaron observando desde la ventana, percibiendo.
¿Qué es lo que había que hacer allí?, era la pregunta que flotaba en la cabeza de los doctores payasos.
Mágicamente, la Dra. Lagarza se percató de los brazaletes que tenía puestos Tiago y le preguntó si esos eran los brazaletes de la fuerza. Tiago respondió que sí y estiró sus puños hacia adelante con fuerza, seguridad y actitud.
La Dra. Lagarza le dijo que probara si eran los verdaderos:
“Estirá tu puño y hacé el sonido “Fshhhhh”. Si son los reales me vas a tirar una fuerza que me va a impulsar hacia atrás”, dijo la Dra. Lagarza.
Al segundo, Tiago hizo el intento y ¡paf!, la Dra. Lagarza quedó pegada a la pared.
Tiago rió a carcajadas al ver que la doctora quedó quieta en la pared, aplastada. Parecía un cuadro disparatado. Sorprendido por la fuerza de sus brazaletes tomó el control total de la situación. Hizo varios intentos más con el Dr. Sencillo mientras sus carcajadas aumentaban al darse cuenta de que su fuerza era invencible e inagotable.
¡Justamente! En ese momento el juego era invencible e inagotable
Y así dejaron la habitación. Tiago, sorprendido de su fuerza. Y los doctores Lagarza y Sencillo, sorprendidos pero sobre todo satisfechos de haber encontrado la llave del mundo que estaba latente ahí.
Dra. Lagarza (Aldana González) y Dr. Sencillo (Gonzalo Amor)
Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata