Luego de una ardua jornada de trabajo, el Dr. Roberto y la Dra. Pandereta tocan la puerta.
–Permiso, ¿podemos pasar?–, preguntan a coro.
–Somos el Dr. Roberto y la Dra. Pandereta –dice Roberto al entrar–. Venimos a ver a Fernando.
Los doctores entran a la habitación ante la mirada expectante del niño. En ese momento, el Dr. Roberto se dispone a comenzar a hablar cuando de repente mira a la Dra. Pandereta y lanza una carcajada:
–Pa, Pa, Pandereta, ja ja ja –se ríe, mientras le señala la nariz y mira a Fernando– Mire lo que tiene en la nariz, ja ja–, agrega. Y Fernando, ante la mirada cómplice del doctor, comienza a reírse.
–Pandereta, vaya a mirarse al espejo. Realmente es algo muy gracioso lo que tiene en su nariz–, dice el doctor entre risas.
Pandereta, muy confundida y sin entender nada, busca espejos pero no encuentra.
–Allá en el baño hay uno–, le indica Fernando.
Entonces la doctora se dirige al baño, cierra la puerta y se mira. Silencio. Al instante, comienza a reírse y como respuesta se escuchan risas fuertes en la habitación. Sale la doctora del baño:
–Ja ja. Es verdad ¡Tengo una nariz roja! ¡Con razón se reían todos en el colectivo cuando subí!–, dice riendo. Y mientras empieza a inspeccionar más atentamente a Roberto agrega: –Pero me parece que a usted también le pasó lo mismo, doctor. Ja ja ja.
El Dr. Roberto se dirige rápidamente al baño a verse al espejo y comienza a reír. Risas afuera, risas adentro, los doctores sin parar de reír señalan sus narices sorprendidos mientras Fernando, entre carcajadas, les aconseja estar más atentos y les recomienda que se miren al espejo antes de salir de sus casas.
Dra. Pandereta (Ángeles Camblong) y Dr. Roberto (Juan Matías Garoberea)
Hospital Británico de Buenos Aires