Alegría Intensiva

Todo se transforma

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Al entrar un sábado en el CIM (Cuidados Intensivos y Moderados), los payasos Dra. Estela y Dr. Felipe vimos desde el pasillo, a través de los ventanales que dan a las habitaciones, a quien en un primer vistazo nos pareció “un niño”. Estaba sentado en la cama, sin remera, con la mirada hacia abajo, era peladito y de aproximadamente unos 5 años.

Para nosotros es muy valioso mirar hacia adentro de cada habitación para saber con qué nos vamos a encontrar. Cuando entramos es el momento donde se produce la “magia” y por eso es de máxima atención y cuidado; todo se transforma en “señales”, ese momento es especial porque es cuando se produce el maravillo encuentro de un niño hospitalizado con los payasos.

Ese sábado Dra. Estela tomó la delantera mientras Dr. Felipe cerraba la puerta de la habitación; Dra. Estela comenzó a demostrar interés por lo que “el niño” miraba, descubre entonces un libro para colorear con un dibujo en blanco y negro: ¡con todo para colorear!; lo mismo sucedía entre los payasos y esa habitación: ¡todo para descubrir! Dra. Estela dice: “¡mira Dr. Felipe, qué hermoso libro que tiene!”; Dr. Felipe se acerca y comenta: “¡es un libro para pintar!”; “¡Sí!”, dice Dra. Estela.  Se iban acercando cada vez más al libro hasta darse cuenta que ese dibujo era ¡una gran princesa en blanco y negro que todavía no había pintado!

Dra. Estela, emocionada por esas señales, esos datos que iban descubriendo de a poco y con cuidado, se da cuenta en ese preciso instante que ese “niño” era ¡una hermosa niña a quien le gustaban las princesas! Nada en la habitación daba alguna idea de que esa personita era una niña salvo ese libro que ella sujetaba. ¡Datos maravillosos!

Dra. Estela no duda y comienza a relatar su amor por las princesas, los palacios, los vestidos largos y sus zapatos; “Y, ¿a vos?”, le pregunta a la dueña del libro quien dice: “¡a mí también me gustan las princesas!, tengo una taza de princesa”. Dra. Estela festeja con Dr. Felipe, aplauden y allí le preguntan el nombre. La nena tímidamente dice: “Elena”. Dra. Estela feliz y entusiasmada afirma: “¡Elena es nombre de princesa!”, ella sonriendo mira a su hermana mayor que estaba allí cuidándola sentada en un sillón. Elena se anima y le muestra a los payasos otra página del libro donde había pintado ya a otra princesa, su vestido era largo y con muchos colores.

Dra. Estela se pone feliz y la felicita por cómo la había dejado de linda a esa princesa, le dice: “Princesa Elena, yo también tengo puesto un vestido pero no es largo, este me llega a la rodilla, ¿será que puedo ser princesa?” y Elena sonríe con su hermana, juntas dicen que ¡sí! Dr. Felipe y Dra. Estela festejan contentos, cantan y bailan. De repente Elena se para en la cama y dice: “¡¡¡Yo también tengo un vestido!!! “;  Felipe y Estela paralizados al ver a Elena parada en la cama le dicen: “¿Si?”

Elena riendo le dice a su hermana que le busque entre sus cosas su vestido, la hermana  mira y Estela y Felipe cantan a coro: “¡Queremos vestido, queremos vestido!”. Elena se suma al canto. Su hermana viendo la situación no tuvo otra opción que buscar en el bolso el vestidito playero que tenía Elena. Dr. Felipe y Dra. Estela se dan vuelta para que la princesa pueda prepararse y los sorprenda, de repente se escucha: “¡ya estoy!” Cuando volvieron a darse vuelta, ahí estaba parada en el piso de la habitación “La Princesa Elena”, con sus pantuflas y su vestidito playero. Su hermana la miraba y se reía emocionada. Dr. Felipe y Dra. Estela aplauden y hacen la reverencia a la princesa Elena, ¡ella estaba feliz! Y lo demostraba con una hermosa sonrisa que reemplazaba la corona de diamantes más cara del mundo.

 

Ahí mismo Estela organizó un desfile en el palacio de la habitación, Dr. Felipe musicalizaba el pasar de nuestra princesa Elena; ella fanática de las princesas ya sabía cómo saludaban: ¡con la mano en alto! Todos reíamos felices de estar en un palacio con una princesa hermosa y para que Elena se quedara con ese recuerdo registrado, su hermana (muy astuta y cómplice total) sacaba fotos con el celular.

Terminado el desfile, Dr. Felipe, el gran músico, dio lugar al baile del palacio, donde las princesas bailaban y se divertían, en el trencito del baile Dra. Estela y Dr. Felipe se despidieron agradeciendo la fiesta:

 -¡Gracias Princesa Elena!

-¡Hermosa su fiesta!

-¡Hermoso su vestido!

-¡Hermosa su hermana periodista registrando todo!

 

Y ella La Princesa Elena nos saluda con la mano en alto como lo hacen las princesas, ¡claro!