Era una mañana de jueves y los doctores Lagarza y Preparado ya estaban listos y a la orden del día para encarar la primera cita. Se dirigieron con paso seguro hasta encontrarse con sus primeros acompañantes de viaje. Como la puerta estaba abierta, enseguida los invitaron a pasar y estar con ellos. Con mucha alegría por ser aceptados, los doctores entraron, dieron un paso, dos pasos, tres pasos y ¡crack! ¡Se escuchó algo! Por un momento todos se detuvieron para observar qué había pasado. Aquel sonido era el de una galletita de agua que había sido pisada, aplastada por el pie de uno de ellos… Casi al unísono, los doctores alzaron la voz y dijeron: ¡Una ambulancia! Mientras sonaba la sirena, interpretada con pasión por el Dr. Preparado, la Dra. Lagarza sostenía al paciente con cuidado. En los siguientes minutos toda su dedicación estuvo en intentar curar a aquella galletita. La atendieron poniendo en práctica todos sus conocimientos y al final la vendaron y encintaron con una cinta blanca. Por fin, todos sus pedacitos habían vuelto a estar juntos. Un niño que observaba todo se ofreció para cuidarla mientras ellos no estuvieran y prometió hacerle las curaciones pertinentes. Cuando el trabajo parecía haber terminado, los doctores se dieron la mano felicitándose el uno al otro por el trabajo realizado y se dirigieron hacia la puerta para retirarse, dieron un paso, dos pasos, tres pasos y ¡crack! ¡Era otra galletita herida! Así que la Dra. Lagarza tomó en sus manos al paciente y se fueron al sonido de la sirena de ambulancia a toda velocidad.
Dra. Lagarza (Aldana González) y Dr. Preparado (Leonardo Quiroz)
Hospital Posadas