Piyamaginario
Por suerte la habitación tenía dos puertas (dos entradas, también dos salidas). Por una no pudimos entrar (eso no fue un impedimento) así que fuimos por la otra. Entramos de manera muy delicada (la jornada asomaba como delicada, frágil, sensible) porque al lado estaba una queridísima personita que ya conocíamos. Se la veía con muy […]